viernes, 21 de marzo de 2014

Trastornos y enfermedades visuales en niños con síndrome de Down

Más del 50 por ciento de los niños con éste síndrome, nacen con alguna deficiencia visual.

El síndrome de Down o trisomía 21, es una anomalía en la cual un material genético sobrante provoca retrasos en la forma en que se desarrolla un niño, tanto mental como físicamente. Uno de los rasgos característicos de este síndrome lo podemos encontrar en sus ojos, tienen una inclinación hacia arriba en sus párpados, pliegues prominentes entre los ojos y la nariz acompañados de pequeñas manchas blancas presentes en el iris.
Más del 50 por ciento de los niños con éste síndrome, nacen con alguna deficiencia visual o auditiva. 
Entre los problemas visuales más comunes que padecen, podemos encontrar: 
anomalías del conducto lagrimal, hipermetropía, necesidad de anteojos bifocales, diagnósticos que arriesguen la visión tales como cataratas congénitas, nistagmo, transtornos en la retina, afecciones en el nervio óptico, estrabismo, miopía, presbicia, inflamación de los párpados, conjuntivitis, entre otros.
Aunque la Ptosis, caída anormal del párpado superior, suele notarse con mayor facilidad, algunas características físicas, el estrabismo y los defectos de refracción pueden pasar desapercibidos incluso para el médico pediatra, razón por la cual es necesaria la visita al oftalmopediatra los primeros meses de vida. El diagnóstico del estrabismo durante la niñez es necesario ya que los ojos cruzados pueden terminar en pérdida de la percepción de profundidad y pérdida de la visión.
Es muy importante que la primera revisión ocular a los seis meses de edad, sea realizada por un oftalmólogo pediatra, luego de esto, es recomendable llevarlos cada uno o dos años al oftalmólogo para que les hagan revisiones periódicas a fin de detectar y corregir cualquier problema antes de que afecte sus habilidades lingüísticas y de aprendizaje.
En las personas mayores de 18 años es necesario la revisión ocular para detectar queratocono y cataratas.