César Carriazo asegura que desde siempre le ha fascinado la biomédica, la física, y la óptica. |
El pasado 28 de noviembre, César Carriazo Escaf recibió un reconocimiento que exaltó los años que ha dedicado a la investigación, creación y el desarrollo de nuevas tecnologías en pro a su área de conocimiento, la oftalmología.
Se trata del Premio Nacional al Mérito Científico 2013, en la categoría innovación, el cual le fue otorgado en Bogotá por la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia.
Nacido en San Marcos, Sucre, Carriazo es un hombre que ha enfocado sus ideales a trabajar con excelencia y calidad. Asegura que se trasladó desde pequeño a Barranquilla con su familia, y que tiempo después, al terminar medicina en la Universidad del Norte, se inclinó por la oftalmología, ya que “era la especialidad más a fin con la tecnología, la óptica y la física”, siendo estas últimas áreas de interés para él.
“Me fui a estudiar a la Clínica Barraquer de Bogotá, con el doctor Barraquer. Ahí estuve seis años, porque hice la especialidad y me quedé dos años después con el doctor en investigación”, relata el oftalmólogo, agregando que mientras era estudiante desarrolló el microquerátomo Carriazo-Barraquer, un aparato para hacer cirugía refractiva.
“La máquina la desarrollé y es producida en Francia. Yo hice el primer prototipo y ellos lo hicieron reproducible”.
César asegura que cuando el doctor Barraquer murió, él toma la decisión de regresar del todo a Barranquilla. Y, a la fecha, ha desarrollado varias cosas importantes. “Hay mucho por descubrir. El Internet es una tontería en comparación a lo que puede venirse en el futuro”.
Dice que al llegar a la ciudad, tuvo el consultorio donde un primo y luego se independizó. “Con los ingresos del primer aparato monté mi clínica, el Centro Oftalmológico Carriazo, que ya funciona desde hace quince años”, relata.
Con el tiempo, Carriazo hizo el aparato M2, un Carriazo-Barraquer en su segunda generación. “Este es desechable y también lo hacen los franceses”.
El oftalmólogo en su deseo por seguir innovando, no se detuvo y las ideas brillantes llegaban a él con frecuencia. “Después hice un aparato mucho más exigente, porque ya se empezó a hablar de visión supernormal, y optimizar mejor el ojo para que el paciente pudiera ver más de lo normal. La máquina fue muy precisa y segura. La nombré Carriazo Pendular. Actualmente la produce una multinacional alemana”.
Sin lugar a dudas el sanmarquero se percataba año tras año de su particular don para innovar, y tras un tiempo, gracias a sus conocimientos en bioingeniería, desarrolló Palk, una queratoplastia láser asistida por taquimetría.
“Una técnica para evitar el trasplante de córnea, y se hace con láser. Entonces uno puede solucionar por ejemplo, el queratocono, una enfermedad de la córnea en la que muchos pacientes terminan haciendo el trasplante. Pero con esta tecnología ya no es necesario el trasplante, solo cambiar el casquete anterior de la superficie del ojo. Eso no genera rechazo. Ha sido un avance grande, pero todavía no se hace en todo el mundo”.
Asimismo relató que hizo otro aparato para operar cataratas con mucha facilidad: una terminal de una máquina de ultrasonido, que facilita la cirugía de la catarata. “Apenas lo acabo de terminar, y nadie más lo tiene. Lo pienso entregar a unas multinacionales”.
Su creatividad no tiene límites. El también profesor de la Universidad del Norte asegura que tiene a la fecha nueve patentes. “La necesidad te da la creación. Como uno atiende pacientes, sabe qué necesidad específicas existen. Ahora mismo tengo 4 proyectos de investigación en curso en Barranquilla, las cuales van desde implantes oculares de diferentes válvulas, prótesis, segmentos, entre otras cosas”.
Otro de sus logros actuales es el montaje de su planta y laboratorio propios, para producir sus patentes y no entregarlas más a multinacionales.
“La idea es que sea de Barranquilla para el mundo. Es una planta pequeña —reproducible a gran escala— y un laboratorio de investigación, pero ahí hago mis propios desarrollos”.
Sobre el premio que recibió en Bogotá, Carriazo asegura que es un reconocimiento que le dan a las personas que se han destacado en ciencia, en crear y desarrollar. “Un premio que se ha ganado gente muy importante de acá”, menciona el oftalmólogo, agregando que ha recibido diversos reconocimientos a nivel mundial en países como India, Perú, Alemania, México y España, entre otros.
Sobre sus hijos... “Elder está estudiando administración de empresas y Manuela quiere estudiar medicina”.
su lado familiar. Está casado con Sandra Anaya y tiene dos hijos, Elder de 19 años, y Manuela de 15. César Carriazo cuenta que es de origen sirio libanés y que su padre Elder Carriazo era un odontólogo al que también le gustaba mucho crear. Asimismo agrega que su madre, que aún vive, se llama Rosalba Escaf.
Por: Ana Milena Pugliese Araújo
Revista Gente Caribe
El Heraldo
Edición: Sábado, Diciembre 14, 2013
Sección: Perfil
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