Muchos sostienen que la mirada es el reflejo del alma, que es la ventana por donde se asoma la personalidad, las intenciones y la moral ¿puede una mirada transmitir el estado emocional? ¿Por qué creemos importante observar los ojos de las personas?
La neurociencia encontró la explicación para este argumento basado en el puro instinto. La zona del cerebro responsable del reflejo de las emociones en la mirada, es una corteza denominada Orbitofrontal que se encuentra detrás de las órbitas oculares, de ahí deriva su nombre. Por su posición, se conecta con tres partes importantes del cerebro, aquellas que tienen la misión de construir el pensamiento, detectar las emociones y administrar las respuestas automáticas.
Estas partes son: la corteza frontal, la que se encarga de la construcción lógica y pensante de la mente; la amígdala o cerebro emocional, aquella que desencadena las reacciones emocionales; y con el tronco cerebral o cerebro reptiliano, que controla las respuestas instintivas. La función de la corteza orbitofrontal es coordinar de manera instantánea las respuestas entre el pensamiento, el sentimiento y la acción.
Esto explica la conexión entre las vías que Daniel Goleman denomina: inferior y superior, es decie, cuando sentimos reconocer alguna emoción ajena, inmediatamente adoptamos un juicio respecto a la situación, y decidimos qué hacer luego de identificarla, este proceso, casi inmediato, es obra de esta compleja conexión neuronal.
Las neuronas encargadas de llevar esta información se llaman Fusiformes, que son aquellas que tienen forma de huso con el cuerpo cuatro veces más grande que cualquier otra neurona y un axón largo y grueso que establece las conexiones interneuronales. Esta longitud de los brazos de la neurona da mayor velocidad a la información transmitida, de allí radica la rapidez del proceso.
Finalmente, lo que se llama Rapport en las relaciones sociales dependen de estas conexiones, porque es debido a la función de las neuronas de la corteza orbitofrontal, que las personas pueden detectar emociones en las expresiones del rostro y matices en los tonos de voz, al conectar cierta información de la experiencia visceral con la interpretación del sentir ajeno. Entonces, la sensación empática aparentemente, ingresa y se refleja por la mirada, cuando lo que sucede es producto de la conexión entre cortezas. Este proceso es muy importante para la comunicación.
Tomado de ovocomunicaciones
Facebook CentroOftalmologicoCarriazo
Compartir en Twittear